@DalaiLama
Por Manuel A. Hernández Giuliani
Me encontraba solo en la pequeña sala de reuniones del Centro Budista de Caracas haciendo pruebas con el equipo de videoconferencia que les había alquilado, un hermoso Polycom modelo V700. El equipo estaba conectado —vía enlace banda ancha y una red privada virtual o VPN por sus siglas en inglés—, con un lugar desconocido para mí llamado Dharamsala en la India. Esperaba por mí interlocutor al otro lado del equipo para realizar las pruebas de audio y vídeo.