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sábado, 14 de octubre de 2017

Ensayo de: Pequeña Historia de la Fotografía de Walter Benjamin

Pequeña Historia de la Fotografía de Walter Benjamin, ideas y notas
Por: Manuel Alejandro Hernández Giuliani


Me causa curiosidad que ante un hecho comprobable exista un debate político en la sociedad, incluso religioso llamando acto divino si se llegara a producir tal evento, ha nacido la fotografía. Según nos cuenta Walter la invención de la fotografía causó cierto revuelo entre los actores que daban vida a la sociedad europea y americana en su momento, donde incluso la religión intervendría. Algunas personas no consideraban propio de un acto humano el plasmar la realidad sobre un soporte físico. En este sentido podemos decir que la invención de la fotografía fue una verdadera revolución.


Es, de cierto modo, interesante el hecho sobre David Octavius Hill quedara recordado por sus fotografías y no por sus pinturas, las primeras realizadas como soporte y memoria para fines prácticos y producir las segundas, estas pinturas realizadas con intención artística e incluso comercial. En todo caso, la fotografía aún no se percibía como arte sino como soporte en aquellos momentos incipientes de la fotografía.

Sobre el trabajo de David Octavius Hill me llaman la atención sus retratos fotográficos y como estos se asemejan a oleos de la época, las magníficas puestas en escena y poses que demuestran el nivel de detalle de la obra que se quería lograr en óleo, pero que con la fotografía pudiera ser sobrecargada, irreal y hasta onírico.

Lo que el autor llama azar es lo que conocemos hoy día como el hecho fotográfico, aquel que, a pesar de todo el cuidado que se puesto en la escena y en la expresión de la fotografía, se manifiesta de manera espontánea, rompiendo cualquier premeditación y dotando a la obra ese carácter excepcional. Quizás ese azar o hecho fotográfico pudiera ser trabajado y perfeccionado. Fotógrafos como Henri Cartier Bresson o Steve McCurry podían quedar horas atentos ante una escena esperando a que lo excepcional saliera a la luz. 

Esta semana fue un año más de la desaparición física de Ernesto “Che” Guevara y se me presenta una fotografía de Steve McCurry, la escena es en una calle de la Habana con una pared pintada con la imagen pop del Che, esta fotografía por sí sola es corriente y vulgar, incluso si Steve esperara a que un pasajero en tránsito hiciera aparición por aquella desolada e inmunda calle, es un cliché de fotoperiodismo bastante usual; pudiéramos decir que ya es como un lugar común para la escritura. Sin embargo él la logra con un perro callejero que la atraviesa, dejando plasmada su opinión sobre el Che, la Habana y la revolución, la cual comparto.

El autor propone que "La naturaleza que le habla a la cámara es distinta a la que le habla a los ojos", esta afirmación de literalidad me preocupa y dudo mucho en si compartirla o no, esta afirmación deja de lado al observador, aquel que sin más información que el título de la obra y la obra en sí le aporta toda la información que él usará para interpretarla y darle un sentido personal. Es el observador quien se apropia del significado.

Respecto al trabajo de Eugene Atget, me impresiona lo moderno de su propuesta fotográfica, sus paisajes urbanos y sus retratos de grupo tan solo delatan su antigüedad por la vestimenta de las personas y otros elementos característicos de la época.

Con August Sanders, me veo reflejado e inspirado por sus retratos, veo que fue inspiración para grandes retratistas como Rineke Dijkstra y declaro: es mi retratista favorita. Son fotografías introspectivas, metafóricas sin mayor artificio que un sinfín sencillo y el sujeto en su más sincera expresión.

De “la fotografía como arte o al arte como fotografía” me transporta a un dibujo de Escher donde una mano dibuja a una mano que a su vez la dibuja a ella misma, la expresión artística bien sea fotografía u otro se sostendrá por sí misma gracias a su propuesta que deberá contener los elementos suficientes para que un observador pueda apreciar y quizás hasta sentir algo, ¿será ese el aura?

La expresión "El espíritu, superando la mecánica, interpreta sus resultados exactos como metáfora de la vida" me a dado como un disparo en la cabeza, me recuerda dos cosas. Primero, en mi mensaje de whatsapp tengo una frase personal: La fotografía se hace con el cerebro, no con la cámara. Aquí expreso que no es el medio mecánico el que hace la fotografía, es la combinación, algoritmo, función, ecuación como le queramos llamar de el sujeto y su estado emocional del momento, el fotógrafo y su intención y el observador con su bagaje cultural. Segundo, me recuerda aquellos momentos que vi, con mis ojos, y que por una u otra razón no pude hacer en el momento indicado la fotografía. Esos momentos donde perdí o dejé pasar el instante decisivo, hecho fotográfico o simplemente la fotografía en sí misma. Mi tormento con esta experiencia, la que me persigue hasta ahora es una donde estaba ejercitando mi ojo fotográfico en una carrera 5K en San Antonio de los Altos, una madre luego de llegar a la meta, desde una acera en lo alto comparte el cambúr (banana) que le habían dado para recobrar energías con su hijo que estaba muy abajo de ella, en otro escalón. Él niño estirando su brazo; ella haciendo lo mismo, y como si fuera un momento Michelangelo y su Creación de Adán, se unen por medio de aquel camburcito medio mordido por la madre. Esa imagen hasta el día de hoy, luego de tantos años, aún me persigue. ¿Será eso fotografía?

P.D.
Este análisis fue escrito como parte del curso Historia de la Fotografía dictado por el Prof. José Ramirez en Septiembre de 2017 en el CIEF (versión on line)

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