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jueves, 30 de noviembre de 2017

Ensayo de: La Escuela de Düsseldorf

La Escuela de Düsseldorf, ideas y notas
Por: Manuel Alejandro Hernández Giuliani


Bernd e Hilla Becher, el registro de lo cotidiano, lo que al ojo desprevenido pudiera parecer lo irrelevante, aquello que vemos todos los días y desaparece de nuestro interés por ordinario. De ahí radica el logro de esta pareja de hermanos que con la repetición como transporte para crear, o mostrar, belleza y generar movimiento ocular. Rescatando de  lo habitual una expresión de formas interesantes, serializada, repetitiva y extraordinariamente hermosa. 


Tal como Stieglitz y sus Equivalentes, estos hermanos nos enseñan que la fotografía no necesita de grandes recursos para ser arte, solo necesita de una mente creativa y quizás obsesionada para generar belleza de lo común.

En sí, esto es un ejemplo primigenio y fundacional de lo que sería la fotografía de la Escuela de Düsseldorf. Aquella fotografía que registra objetivamente y de manera documental el hecho fotográfico. Sin embargo, me surge mucha duda sobre si esta escuela o alguna otra y sus fotógrafos logran que su fotografía, o la fotografía en sí misma, sea objetiva. Hermosa, creativa y de gran valor artístico sin duda alguna, pero la objetividad sin generar desequilibrio entre la emoción y el razonamiento es un reto cuestionable. Tan solo ver árboles de concreto repetidamente nos hace dudar de nuestra humanidad y nuestro cuidado del entorno. Este estilo fotográfico nos lleva a analizar, aún más profundamente, nuestra responsabilidad ante el mundo que habitamos.

Por lo tanto la reducción a lo esencial es la piedra angular de esta escuela para mostrar con mayor claridad el hecho fotográfico. Su mensaje no por lo simple deja de hacernos cuestionar como llevamos a el mundo o nuestro papel dentro de el. No hay objetividad, hay un fin concreto y este estilo artístico lo logra con maestría.

Recuerdo la vez que expuse unos retratos en una colectiva de estudiantes, el profesor José Ramirez se detiene a observar mis retratos, manifiesta su agrado ante los mismos, y luego cuestiona el orden en que se presentan. Tan solo el comentario me hizo reflexionar sobre aquello, el logró darse cuenta de algo que yo había obviado, se dio cuenta que yo, gracias a mi aún precaria formación artística había dejado al azar la puesta en escena de aquellas fotografías. Lo que nos muestra que no por ser una serie y que predomine la repetición debemos descuidar el montaje, la puesta en escena. Cada fotografía, junto a sus compañeras de serie, debe ser presentada de forma meditada y con análisis para que el mensaje llegue diáfano. Con ello logramos mostrar objetividad dentro de nuestra subjetividad.

Pero también se puede hacer fotografía estilo Escuela Düsseldorf en los retratos, August Sanders nos lo enseña con gran pericia y que hoy es una práctica muy desarrollada. Hoy en día se escucha alguna que otra asignación fotográfica sobre un personaje y su oficio. 

En el año 2012 realicé una exposición colectiva de retratos con la curaduría de Ricardo Peña. En ella retraté a músicos que no vivían de la música. Por una u otra razón su pasión no les daba para comer, así que debían trabajar como ingenieros, administradores, programadores de sistemas, agentes del orden público, vendedores, presidente de empresa multinacional. Todos ellos tenían en común su pasión por la música, la ejecución magistral de algún instrumento y en mi exposición, ellos sin conocerse formaban una banda virtual. Eran retratos de personas en sus espacios de trabajo y atados a ellos mientras en su pensamiento estaba salir a tocar para un público que les vitoreara. 

La Escuela de Düsseldorf nos regala el punto de vista individual, diáfano, grandes espacios vacíos, espacios negativos, repeticiones y series que dejan la mente reflexiva. Objetiva o subjetiva, este estilo fotográfico está muy presente hoy en día y quizás muchas personas la practican sin siquiera saber que están influenciados por ella.


P.D.
Este análisis fue escrito como parte del curso Historia de la Fotografía dictado por el Prof. José Ramirez en Septiembre de 2017 en el CIEF (versión on line)

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